Siendo nosotros lo que somos y siendo las cosas como son, el estudio más provechoso que podemos hacer entonces es el de la teología.
El hecho de que la teología reciba menos atención que ninguna otra disciplina de estudio no debe decirnos nada de su relativa importancia. Eso indica más bien que los hombres siguen ocultándose de la presencia de Dios entre los árboles del jardín y que se sienten muy incómodos cuando se habla de su relación con Dios. Tal vez tienen un profundo sentido de alejamiento y viven en una tregua consigo mismos sólo mientras olvidan que no están en paz con Dios.
Si no hubiera Dios las cosas serían muy diferentes para con nosotros. Si no hubiera uno al cual rendirle cuentas al fin de la vida, un gran cargo de conciencia sería quitado de nuestra mente. Sólo buscaríamos vivir dentro de la ley, cosa no del todo difícil en ciertos países y no tendríamos temor de nada. Pero si Dios ha creado la tierra y ha puesto sobre ella al hombre en un estado de probación moral, entonces es de suma importancia conocer cuál es la voluntad de Dios y cómo debemos cumplirla.
Para mí ha sido una incongruencia, una inconsistencia, el hecho de que el existencialismo niegue la existencia de Dios y al mismo tiempo use el lenguaje del teísmo para hablar a los hombres de sus deberes y persuadirlos de vivir rectamente. El escritor francés Jean Paul Sartre, por ejemplo, declara francamente que él representa el existencialismo ateo. “Si realmente Dios existe -dice él- no hallamos valores o mandamientos que legitimen nuestra conducta. Así que, en el reino de los valores, no tenemos excusa detrás de nosotros y no tenemos justificación delante. Estamos solos, sin disculpas”. Pero en el párrafo que sigue dice abruptamente: “El hombre es responsable de su pasión”. Y todavía más adelante: “Un cobarde es responsable de su cobardía”. Y consideraciones tales como éstas llenan al existencialista de “angustia, soledad y desesperación”.
Me parece que tales razonamientos asumen la verdad de todo lo que buscan negar. Si no hubiera Dios, entonces la palabra “responsable” no podría existir. Ningún criminal necesita temer a un juez que no existe, ni debe temer transgredir una ley que nunca ha sido dada. Es el conocimiento de que existe tanto un juez como la ley que trae temor al corazón del transgresor. Hay alguien ante el cual él es responsable, de otro modo la responsabilidad carece de significado.
Es precisamente porque Dios es y porque el hombre ha sido hecho a su imagen y es responsable ante Él que el estudio de la teología es tan importante. Sólo la revelación cristiana tiene la respuesta a todos los interrogantes de la vida acerca de Dios y del destino del ser humano. Despreciar estas respuestas y andar buscando otras por ahí sin hallar ninguna es para mí nada menos que insensatez.
Creo que ningún conductor de automóvil en ruta sería confiable si teniendo que viajar por un lugar desconocido desdeña el mapa de ruta y trata de hallar su camino contemplando el musgo de los troncos, consultando el vuelo de las abejas o mirando las estrellas. Si no hubiera mapa, podría encontrare el camino por las estrellas; pero para un viajero que busca volver al hogar, las estrellas son pobres sustitutos para un buen mapa de rutas.
Sin tener un mapa los griegos levantaron una admirable carta de navegación marítima; pero los hebreos tenían el mapa divino y nunca necesitaron de la filosofía. Como alguien no enteramente desconocedor del pensamiento griego afirmo que cualquiera de los elocuentes capítulos de Isaías, o de los inspirados salmos de David contiene más ayuda para la humanidad que toda la filosofía que escribieron los griegos en los más brillantes siglos de su historia.
El descuido de las Escrituras que exhibe el hombre civilizado de hoy es una vergüenza y un escándalo, porque todas esas Escrituras le dicen a él lo que es necesario saber acerca de Dios, acerca de su propia alma y acerca del destino de la humanidad. Resulta irónico el hecho de que los hombres gasten grandes sumas de dinero y gran cantidad de tiempo en el esfuerzo por descubrir los secretos de su pasado cuando lo que más necesita conocer es su futuro.
Ningún hombre es responsable de sus antepasados; el único pasado por el cual es responsable son esos pocos años que lleva viviendo como individuo sobre la tierra. Saber cómo puedo escapar de la culpa de mis pecados pasados, cómo ser libre del poder del pecado ahora y cómo entrar algún día en la bendita presencia de Dios en un mañana feliz es más importante para mí que cualquier cosa que puedan descubrir los antropólogos. Me parece que es una extraña perversión eso de andar mirando atrás en busca de huellas en el polvo, cuando podemos mirar hacia delante a la resplandeciente gloria.
Cualquier cosa que me aparte de la Biblia es mi enemigo, no importa cuán inocente parezca ser. Cualquiera cosa que atraiga mi atención, cuando debería estar meditando en Dios y las cosas eternas, es dañina para mi alama. Dejen que los cuidados de esta vida me nublen la visión de las Escrituras y habré sufrido pérdidas que me perjudican enormemente. Si acepto cualquier cosa en vez de la Biblia, habré sido estafados y robado para mi eterna confusión.
El secreto de la vida es teológico y lo mismo la clave de los cielos. Aprendemos con dificultad y olvidamos fácilmente; por eso debemos poner toda nuestra alma en el estudio de la teología. Debemos predicarla desde nuestros pulpitos, cantarla en nuestros himnos, enseñarla a nuestros niños y hacerla nuestro motivo de conversación cuando nos encontramos con amigos cristianos.
A. W. Tozer
Ese increíble cristiano
Página 103-106